sábado, 5 de abril de 2014

Tuve una pesadilla



De tras de la niebla...
unos ojos hasta el tope de miel me observaban.
El muro de mi corazón se quebró y me volví vulnerable,
sentí caerme en medio de toda esa oscuridad, 
y la silueta del poeta estaba congelada, neutra ante la situación. Solo me dijo: "descansemos" y desapareció, así de la nada, como el gato de Alicia, "te quiero",escuché levemente segundos después, y con mis rodillas raspadas y las mejillas encharcadas respondí ingenuamente con un: "yo también", y así, a causa de que mi órgano vital ya no tenía protección...
sentí el primer golpe.

Sola y herida, pero al menos alguien decía "quererme".


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